Nuestro post de esta semana es especial, entrevistamos a Laura Villadiego de Carro de Combate, para que nos cuente qué hacen, cómo lo hacen y cómo pueden ayudarnos a ser unos consumidores más responsables.
Entramos en una época del año crucial para allanar nuestro camino hacia una vida más sostenible y reducir nuestro impacto en el planeta. Es la semana del Black Friday, Green Friday y las Navidades de este primer mundo, centrado más en la moda, en almacenar cosas, que en ser felices.
Muchas gracias Laura por prestarte y responder a nuestras preguntas 🙂
¿Cómo nace Carro de Combate? ¿Qué os impulsa a investigar sobre temas tan concretos y polémicos?
Carro de Combate nace primero como idea en 2011, porque tanto Nazaret Castro, que es con quien lo fundé, como yo, estábamos en lugares del mundo donde se fabricaban buena parte de los productos que consumimos aquí – ella en América Latina, yo en el Sudeste Asiático – y veíamos la cadena de abusos y de impactos que se daban durante esa fabricación y que apenas se nos contaban. Y cuando veíamos artículos y reportajes al respecto parecía que esos abusos eran anecdóticos o aislados en vez de ser el sistema generalizado bajo el que se han construido buena parte de las grandes industrias durante las últimas décadas. Y pensamos que era necesario contar ese relato completo para que se tuviera una visión más fidedigna de lo que hay detrás de esos productos.
¿Era necesario? ¿Cómo ha ido respondiendo el público?
En general hemos visto mucho interés por parte del público por saber más sobre de dónde procede lo que compran y sus impactos. Es cierto que es información compleja y que puede llevar a cierta parálisis, porque replantearse todo nuestro consumo no es una tarea fácil. Por eso nosotras intentamos combinar tanto las investigaciones en profundidad con materiales más generales y didácticos que sean más accesibles a un público menos iniciado en el tema de la sostenibilidad pero que quiera conocer las claves. Buena parte de esos materiales introductorios los reunimos en el libro de ‘Carro de Combate. Consumir es un acto político’ que ahora acaba de ser ampliado y actualizado en una nueva edición.

¿Cuál ha sido el tema que más os ha impactado?
A mí personalmente, el de la pesca, porque es un sector en el que la opacidad es muy fácil ya que es casi imposible fiscalizar lo que ocurre en un barco que está a miles de kilómetros en alta mar. Y los abusos que se han dado en esa industria no tienen parangón, con uso de mano de obra esclava generalizado y destrucción de caladeros, especialmente en países del Sur. Yo he conocido a personas que fueron drogadas, y que se despertaron en un barco en el que pasaron 5, 7 o incluso más de 10 años sin apenas pisar tierra firme, más que en islas remotas, y sin que sus familias supieran qué había pasado con ellos. Pero como colectivo, creo que el tema que más nos ha impactado ha sido el del aceite de palma, porque es el que hemos investigado con mayor profundidad, antes de que se convirtiera en un producto tan controvertido, y también porque hasta hace no mucho en España éramos muy poco conscientes de lo presente que estaba en nuestras vidas diarias. Y es algo que ha cambiado bastante en los últimos años y ahí ha habido un avance importante.
Muchas veces se ocultan ciertas consecuencias o el impacto ambiental de algo que tomamos por costumbre por el impacto económico, para algunos, que puede conllevar cambiar el sistema o dejar de consumir un producto. Sabemos cómo trabajáis vosotras para influir en sentido contrario, pero ¿qué podemos hacer los demás?
Concienciarse, investigar, buscar alternativas y pedir responsabilidades. Es cierto que el mundo no va a cambiar sólo porque las consumidoras apoyen un modelo diferente con sus decisiones de compra, y que lo fundamental es que cambie el modelo, la estructura, el objetivo final de nuestro sistema económico, que debería estar dirigido a proveernos de lo que necesitamos de forma sostenible y no a una maximización del beneficio. Pero ese cambio nunca se va a dar si no hay un consumidor concienciado y politizado, que tenga información sobre los impactos del modelo económico, porque el sistema no se va a ver obligado a ello. Y por voluntad propia, no lo va a hacer, porque le sale menos rentable.
¿Hay sectores más propensos a hacernos creer lo que no son?
Yo creo que los reyes en esto son las empresas del sector energético, especialmente de combustibles fósiles, que sigue siendo la mayoría, pero que nos están haciendo creer que se han reconvertido totalmente y parece que ya sólo producen energía procedente de fuentes renovables. Pero ahora también lo vemos con los coches eléctricos, que parece que no tienen ningún tipo de impacto y que todos podemos tener 4 sin generar emisiones, o con las grandes marcas de moda que han lanzado líneas con algodón orgánico o recogen ropa usada. Son en general pequeñas acciones que suponen un porcentaje ridículo del total de su negocio pero que les sirven para justificar el mantenimiento de un modelo no sostenible bajo el pretexto de “estamos cambiando”.
Ropa que fabrican niños/as, materiales o comida prefabricadas o genéticamente manipulada, aceite de palma,… La sociedad parece que se vuelve radical y anti ciertas cosas por oleadas. ¿Es una nueva manera de manipulación?
Yo no creo que sea algo nuevo. Es como ha funcionado siempre nuestra atención. Incluso cuando no había medios de comunicación de masas, se imponían ciertos temas porque nuestra capacidad de atención es limitada y hay intereses concretos para imponer unos temas u otros. Quizá ahora hay más radicalismo en ciertas cosas – política, por ejemplo – pero al mismo tiempo el mensaje está más fragmentado y está menos controlado por los poderes de siempre. Esto tiene cosas buenas, como una mayor democratización de la información, pero también peligros, como la información falsa que busca confundirnos.
¿Qué nos queda por descubrir?
Prácticamente todo, por desgracia. Creo que hay más cosas que no sabemos de las que sí. En los próximos años, uno de los temas fundamentales será el de la digitalización y qué hay detrás de todos esos modelos de negocio.
¿El planeta tiene futuro?
El planeta por supuesto que tiene futuro; el ser humano, quizás no. Es posible que el planeta en el futuro no se parezca en nada al de hoy, pero tiene capacidad de resiliencia. Pero el ser humano no va a poder adaptarse a las condiciones climatológicas si las temperaturas siguen aumentando.
¿Nos falta crítica o nos sobra información?
Nos falta información crítica y contrastada. Yo creo que el papel fundamental del periodismo hoy en día debería ser alejarse de la inmediatez y cribar la información para separa el grano de la paja y ayudar a las lectoras a entender mejor el mundo en que vivimos. Y las ciudadanas deberían preocuparse por consumir ese tipo de información que les ayude a tener una visión más completa del mundo en que viven.
¿Próximos proyectos?
Ahora estamos inmersas en una investigación sobre los impactos socioambientales de la industria textil, que hemos llamado Moda Basura, porque se centra fundamentalmente en la llamada Moda rápida y en sus devastadores impactos. Ahora estamos en la fase de financiación a través de un crowdfunding en Goteo. Y durante el próximo año seguiremos haciendo investigaciones más localizadas sobre los temas que más hemos tratado desde que comenzamos, como la carne, los monocultivos o la pesca.

Déjanos una reflexión… De esas que te den ganas de ir corriendo a comprar vuestro libro.
Que casi todo lo que ocurre en este mundo está relacionado de una manera u otra con la forma en que producimos y consumimos, y la pandemia no es una excepción. Aunque no se sabe el origen exacto del virus, hay consenso en que la destrucción a la que estamos sometiendo a los ecosistemas en todo el mundo hace que este tipo de enfermedades zoonóticas sea mucho más probable. Y la gran movilidad de mercancías y personas hace que se expandan mucho más rápido. Por ello, cambiar nuestra forma de producir y consumir es la mejor manera de evitar la próxima pandemia.
Muchas gracias Laura y Carro de Combate por la labor que hacéis y por ayudarnos a abrir los ojos al mundo.
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